Carlos Colinas: “Hay que adelantar la exigencia”

17-03-2013 15:01

 

Desde ese conocimiento a base de años en la élite, combinando siempre el baloncesto adulto con el de formación, analiza Carlos Colinas tanto las capacidades de las jugadoras jóvenes como la necesidad de los entrenadores, especialmente los veteranos, de entender reacciones a las que no están tan acostumbrados. “La metodología del pasado no sirve en el baloncesto actual cuando de lo que se trata es de trabajar con jóvenes. Te puede ayudar la experiencia en un porcentaje determinado pero no te soluciona nada”. Precisamente los entrenadores “expertos” lo son menos en entender, según Colinas “una nueva sociedad donde las jugadoras jóvenes tienen reacciones menos previsibles que antaño. En este sentido observo menor capacidad en la duración del esfuerzo. Quizás deberíamos reflexionar en formación para adelantar la preparación hacia la exigencia que se encontrarán en seniors”. 
 
Colinas, como entrenador del Celta reconoce que el equipo está viviendo en “una montaña rusa, un tobogán permanente” ante lo cual afronta el reto con la idea de “sobrevivir y navegar, reciclando conocimientos, volviendo a las primeras páginas del libro y adaptándome a otras circunstancias que había vivido en el pasado adaptándolas al presente. Uno intenta recurrir al libro de estilo que dice que la progresión se verá a partir de tal o cual mes y de pronto se da cuenta que las reacciones son imprevisibles. Pero no pasa nada, es así y que deseamos desde el club es asegurar la fidelidad al equipo”. Reflexiones desde el propio reconocimiento de la dificultad y con ella el desafío por ser mejor y hacer mejores a las jugadoras. Entrenar equipos jóvenes en ligas adultas conlleva una serie de obstáculos añadidos que sólo conocen aquellos entrenadores que lo viven en el día a día.
 
Y sin embargo, la LF2 parece la competición ideal para afrontar esa fase de transición del baloncesto junior al senior. Son muchas las jugadoras jóvenes que por las circunstancias actuales han encontrado en la competición el espacio adecuado. Pero esa buena noticia va acompañada, según Colinas, de un aspecto preocupante. “La competición es demasiado corta y por lo tanto la mayoría de estas jugadoras jóvenes, especialmente aquellas que tienen todavía una margen de mejora importante a partir de los veinte años, viven el baloncesto sólo seis meses al año. Eso es insuficiente para progresar”.